No era cualquier olor, era un olor peculiar, un olor que jamás podre olvidar. Entre almendras y ciruelas, entre tierra y agua, ese era su olor, un olor indescriptible, solo, era un olor. Jamás me dejo en paz, desde el día en que supe que existía, me siguió hasta mi mas intimo rincón, recorrió hasta mi mas olvidado recuerdo, me hizo saber, vivir, aprender y morir, pero, lo mas interesante de todo, era que ese olor desaparecía cuando yo quería, y aparecía cuando mas lo necesitaba. Solo yo lo podía oler, solo era para mi esa dulce y al mismo tiempo desagradable fragancia. Un 30 de Agosto le conocí, no solo físicamente, sino, mentalmente.
Mis padres llevaban más de 14 años divorciados, no tenía recuerdos de mi padre, era todavía muy pequeña cuando quise tener recuerdos de un padre que no convivio conmigo mis 3 cortos años de vida. Mi madre se volvió a casar cuando yo tena 13 años, digamos que, no me sentí muy feliz, pero tenia que hacerlo, no solo por mi bien, sino por el de mi madre. Mi “nuevo” padre, Robert, nunca fue mi padre, tan solo fue un señor que jugó a ser mi padre. No me trataba mal, pero me odiaba, lo sabia con tan solo una mirada. Hacía ya 9 meses que mi madre estaba embarazada, no me importaba, a punto de cumplir mis 18 años, nada me importaba. La casa donde entonces vivíamos era grande, pero no les bastaba, querían que sus 2 hijos que venían lo tuvieran todo que yo nunca lo pude tener. Entonces buscaron un lugar para poder desarrollarnos como una familia “feliz”. Nos mudamos a las afueras del país, cerca de un lago, esa casa era ENORME ni siquiera podía ver donde terminaba el frente de la casa. No me quedo mas remedio que guardar mis comentarios y aceptar.
– Por dios es hermosa– Dijo mi madre entrando, viendo con cuidado cada detalle de la casa. – Es justo mi estilo, antigua, grande y con una vista hermosa– Dijo mirando hacia afuera por la ventana.
– Me costo mucho trabajo encontrarla– Dijo Robert, abrazando a mi madre por la espalda. –Pero lo hice por ti y por nuestros hijos– Dijo acariciando el ya crecido vientre de mi madre.
No me limite con ver solo la entrada, me aventure por la casa, perdiéndome en cada una de las puertas, hasta abrir una, al entrar al cuarto, una sensación de tranquilidad me invadió todo el cuerpo. Entre en esa habitación estaba llena de polvo y cosas antiguas. Había una sabana que cubría lo que era un piano, quite la sabana y al instante salió mucho polvo, el cual hizo que estornudara varias veces, pasada mi “alergia” me senté en el banco que había enfrente del piano, iba a empezar a tocarlo cuando la puerta se abrió y por ella mi madre entro.
–Alice me haz asustado muchísimo–Dijo mi madre recuperando el aliento.
Me pare del banco y me acerque a mi madre.
–Madre ya voy a tener 18, deja de tratarme como una bebe–Le dije con sarcasmo.
–A mi no me hablas así señorita–Dijo mi madre enojada.
Me limite a contestarle y salí de aquella habitación, seria mi santuario una vez instalados allí. Nos volvimos a reunir en la entrada una vez más.
–Que les pareció? –Pregunto Robert con cierta alegría.
–A mi me encanto–Dijo mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.
–Y a ti Alice? –Pregunto Robert preocupado.
Me limite a contestar y solo asentí con la cabeza.
–Me da alegría–Dijo dando un suspiro. –Porque ya la compre y nos venimos para acá mañana mismo–.
Mi madre no se la creía, era su sueño, siempre lo fue y ahora estaba siendo realidad, una familia, una casa, un vida, todo lo que soñaba lo tenia en sus manos….mientras yo me tenia que esforzar por conseguir mis sueños.
Ya estaba atardeciendo, por lo que decidieron quedarse a disfrutar uno de sus millones de atardeceres que iban a tener. Afuera de la casa había un jardín, con bancas, mesas y juegos para niños. A lo lejos había una pequeña casa del árbol, estaba arrumbada, sola, triste, vieja. El viento soplaba, y el sonido de los arboles conviviendo con el viento me relajaba así que decidí no darle importancia a esa casa. Camine por la orilla del lago, el agua era de un azul cristal, podría decirse que era transparente el agua, algo raro en ese lago. El anochecer acabo con el “precioso” atardecer, el frio empezó a invadir al habiente, era hora de irnos. El carro empezó a andar una vez que ni un rayo de sol iluminaba el paisaje, iba a ser un largo viaje, tan solo que llegar al lago se hacia 1 hora, y el entrar en la ciudad se hacia 40 minutos. Me estire a lo largo del asiento trasero del carro, dormiría, algo que me encantaba. Cerré mis ojos y deje que la oscuridad me envolviera en un sueño, un profundo sueño.
Me levante sobresaltada, mis respiración era agitada.
–Alice, hija, estas bien? –Pregunto mi madre asustada.
–No vieron esa luz? –Pregunte aun sobresaltada.
–Cual luz? –Preguntaron extrañados
–Ese flash de luz– Dije recordando esa luz.
–Tal vez fue un carro–Dijo mi madre más tranquila.
No, no era un carro, fue un flash muy fuerte, me nublo la vista, no era cualquier luz.
Decidí mirar atrás, tal vez para encontrarme con las luces lejanas de un carro.
Allí fue mi error, el mirar para atrás y hacerle saber que le vi, le vi, allí parado, ese flash me miro y un escalofrió me hizo temblar, era tan solo el comienzo…de un fantasma de la noche.
El escalofrió no paro, empecé a sudar frio y temblaba más, tenía miedo…
Llegamos a casa, las piernas no me respondían, mi cuerpo se torno frio, de verdad tenia miedo.
Llegue a mi cuarto como pude y me encerré perdida en la oscuridad.
Tome una cobija y me tumbe en la cama, me tape hasta la cabeza, me había visto, sus ojos me habían mirado, me sentía débil, cansada e indefensa, me sentía como una niña pequeña desprotegida.
Me tape los oídos con la manos, no quería oír nada, simplemente, quería que esa sensación se fuera…
Deje de temblar una vez que me empecé a quedar dormida, me cuerpo se empezó a calentar, estaba volviendo a la normalidad, el miedo y la desesperación se fueron, mientras mi mente al igual que mi voz, cantaban una nana.
Me desperté alrededor de las 12 del día, la cabeza me iba a explotar, me dolía muchísimo, los ojos los tenia hinchados y no podía respirar bien…tenia gripa.
Al salir de la cama, la vi tal como anoche, sin moverse, aun tendida.
Salí de mi cuarto había mucho ruido en la planta baja, así que decidí ver que lo que pasaba. Me dirigí al estudio de donde escuche que provenía la voz de mi madre.
–Que pasa mama? –Pregunte agarrándome la cabeza, pensé que se me ciaría.
–Alice–Dijo mi madre sorprendida. –Ya despertaste–Dijo mirándome de arriba abajo.
–Supongo–Dije algo confusa.
–Ya empezó la mudanza hija–Dijo con una sonrisa en la cara.
Me limite a comentar y expresar algo, simplemente me mantuve callada, subí una vez mas a mi cuarto y vi como toda mi ropa al igual que mis pertenencias estaban acomodadas en cajas dentro del armario.
–MAMA!! –grite enojada.
Baje enfurecida, como podía hacer eso, yo tenga que hacerlo, eran MIS cosas.
–Que pasa? –Pregunto con una cara asustada.
–Porque empacaste mis cosas?!?! –Pregunte entre dientes.
–Ya te lo dije–Dijo mi mama dándose la media vuelta. –Nos vamos–
Perfecto ahora tenia que lidiar con la cabeza todo el santo día, hasta llegar a la otra casa y poderme dar una muy merecida ducha.
Tome mi móvil y salí de casa, por lo menos quería respirar por ultima vez aire contaminado. Empecé a caminar calle abajo, el sol estaba fuerte, se supone que eran finales de Agosto, debería de llover. Camine hasta llegar a la tienda de golosinas. Pare un momento a comprar unas cuantas gomitas, el viaje era largo, necesitaba comer algo.
Camino a casa, empecé a comer un paquete de gomitas, me sabían deliciosas, camine ahora con el fin de regresar a casa, pero mis pies me llevaron a otro lado.
Termine parada frente al parque, había varias familias, unas jugaban, otras comían y otras descansaban. Me senté en una banca que estaba debajo de un gran árbol que brindaba una sombra. Continúe comiéndome mis gomitas, pensando en que tendría una nueva vida. El móvil me saco de mis pensamientos, era mi madre, hora de regresar a la cruda y cruel realidad. Me levante y camine hasta casa, había camiones y camiones de mudanza fuera de casa.
–Hora de irnos–Dijo mi madre fuera de la casa.
Cerraron la puerta, ya no volvería mas a esa casa, ahora, en su jardín delantero tenia un letrero de “se vende” alguien mas viviría allí, donde crecí, donde perdí el recuerdo de mi padre. No valía la pena despedirme del pasado. Subí al auto y me limite a mirar por la ventana, o mucho menos a mirar por el rabillo del ojo.
El auto se puso en marcha y yo seguía en la misma posición no me movía. El auto salió de la ciudad, empezaba un camino largo a lo que seria mi nueva casa. El dolor de cabeza todavía seguía, pero no le daba importancia. Olvide el incidente de la noche anterior, olvidando el miedo que tenia de encontrarme una vez más con ese flash.
Al salir de una curva, la cabeza me exploto, no se en que momento, pero caí desmayada en el asiento trasero.
Mi vista era borrosa, la cabeza me daba vuelta, me dolía todo.
–Alice! –Grito mi madre aliviada.
Abrí los ojos por completo y vi el rostro de mi madre, estaba rojo, había llorado, esta preocupada, lo podía sentir.
–Ma…Mami–Dije incorporándome
Mi madre me ayudo a sentarme en el asiento y me abrazo, me dio un abrazo que ella necesitaba. Le correspondí el abrazo y fue entonces cuando empezó a sollozar.
–Alice…mi niña–Decía acariciando mi cabello negro.
–Mami tranquila, estoy bien–Dije mintiéndole.
Mi mama me dejo de abrazar y me miro directamente a los ojos y entonces hablo.
–Tienes los mimos ojos de tu padre–Dijo con una sonrisa.
Padre…padre….padre, esa palabra se repetía y se quebraba en mi mente, jamás había escuchado la palabra padre salir de la boca de mi madre.
No respondí nada, simplemente empecé a llorar, yo no tenia padre, solo tenia un hueco por alguien que nunca tuve, tenia un dolor, que el me causo de pequeña.
Mi madre limpiaba cada una de las lágrimas que salían de mis ojos.
–Te duele tu cabeza? –Pregunto mi madre cambiando de tema.
–No…Gracias a ti mami–Mentí una vez mas, le abrace para tratar de convencerla, me respondió el abrazo y me dio un beso en la frente.
–Nos diste un buen susto–Dijo Robert mirando por el retrovisor.
–Estaba cansada, no dormí bien anoche–Mentía una vez mas!
Llegamos a la nueva casa, todo el camino fue un incomodo silencio, así como un dolor de cabeza. Los camiones empezaron a bajar todos los muebles, uno por uno los metían a la casa. Tardarían tiempo en acomodarlos, por lo que decidí ir a dar un paseo, para respirar aire fresco.
El viento soplaba tranquilamente, con una briza leve, no había casa cerca de la nuestra, había una casa cada 2 kilómetros. Anduve en la orilla del lago, ya me paraba, ya me sentaba, ya regresaba, total, hacia todo por mantenerme distraída de aquel dolor de cabeza.
–Alice! –Me grito a lo lejos Robert. –Hora de comer! –
“–Tan rápido fue?–“Me pregunte. Mire mi reloj ya eran las 6 de la tarde, había perdido la noción del tiempo, algo raro en mi. Me metí a la casa, ya no era la misma de ayer, ahora era diferente, tenía luz, brillo, felicidad y una familia.
Comimos en silencio, eso sin contar la sonrisa que tenia mi madre en la cara.
–Me voy a dormir–Dije levantándome de la silla.
–Que duermas bien–Me dijeron.
Me di la media vuelta cuando recordé que…no sabia cual era m habitación.
–Cual es mi habitación? –Pregunte apenada.
Ambos rieron a la vez.
–Vamos te lo enseño–Dijo Robert caminando hacia mi.
Pasamos varias puertas, una tras otra hasta que por fin paramos en una.
–Este es, bienvenida a casa–Dijo abriendo la puerta.
–Gracias–Dije entrando a mi nuevo cuarto, era 4 veces más grandes que el que tenía en la otra casa. Todo estaba acomodado de igual manera.
Abrí el armario y la ropa estaba acomodad igual, mi madre lo había hecho, solo ella podría arreglar todo de la misma manera. Me puse mi pijama y me metí en la cama solo quería dormir y quitarme ese dolor de cabeza de una vez por todas, quitarme de la cabeza esas palabras, que jamás podría pronunciar…padre.
Al despertar el dolor de cabeza se había ido, cosa que agradecí a Dios. Eran las 5 de la mañana, justo a tiempo para tomar una ducha. Mi cuarto tenía baño, así que no tenia necesidad de salir de mi cuarto. El sentir el agua caliente correr por mi cuerpo me hizo sentirme viva una vez mas. Al salir me vestí y me arregle, hoy era día de Instituto. Me seque el pelo y seguido me lo planche, no usaba mucho maquillaje, solo unas leves sombras, para resaltar mis ojos marrones y un poco de lipstick para resaltar mis labios.
Mire por la ventana que tenia a mi izquierda y mire al cielo, aun no salía el sol, pero se notaba nublado.
Al estar terminada, me dirigí a la cocina donde mi madre hacia el desayuno. Robert estaba aun en casa, todavía no se había ido a trabajar.
–Buenos días mami–Le dije sentándome en la barra de la cocina.
–Buenos días hija, como haz dormido? –Pregunto feliz.
–Bien gracias a dios–Dije dando un suspiro.
–Hoy tenemos muchas cosas que hacer–Dijo calentándome leche.
–Como que? –Pregunte extrañada.
Mi madre dio una leve risita y me sirvió el desayuno.
–Lo único que esta hecho son los dormitorios, todavía falta…..–Iba a empezar a enumerar todo lo que faltaba por hacer pero le hice callar antes de que empezara.
–Ya se, Ya se, –Dije cerrando los ojos y levantando una mano.
Desayunamos los 3 juntos, mi madre parecía realmente contenta. Al terminar de desayunar mi madre recibió una llamada. Mientras ella hablaba empecé a limpiar los trastes. Cuando termino mi madre se acerco a mí.
–Hija tengo cita con el medico en la tarde–Dijo emocionada. –Nece.... –Sabia lo que iba a decir.
–Si madre tranquila que yo me encargo de lo demás, tu mejor descansa–Dije dejando el ultimo traste en su lugar.
Mi madre se fue a lo que supuse que era su cuarto, mientras tanto yo me aventure en cada una de las puertas, cada cuarto tenia sus respectivas pertenencias así que cada cuarto iba a ser diferente. El reloj marcaba las 6, era hora de irme al Instituto. Robert me llevo ese día al Instituto.
–Pronto es tu cumpleaños–Dijo tratando de sacarme platica.
–Así es–Dije dando un suspiro.
–Tus hermanitos nacerán pronto–Dijo orgulloso.
Me limite a contestarle, y mire por la ventana.
Flash! La luz me cegó de nuevo, pero esta vez lo pude controlar, cerré los ojos, una vez pasada la encandilación mire por el retrovisor, la luz seguía allí, no se movía, ni siquiera me miro.
Era inútil, Robert no me podía sacar platica, todo el camino fueron “comentarios”, no una platica decente.
–Gracias– Le dije cuando me dejo en la entrada del Instituto.
Me metí lo más rápido que pude al Instituto, solo quería encontrarme con Sophie, mi mejor amiga, y contarle todo lo que me paso tan solo en un fin de semana.
–Alice! – me grito Maxwell, mi mejor amigo
–Hey! –Le respondí
Me espere hasta que me alcanzo y me saludo.
–A donde vas? –Me pregunto.
–A buscar a Sophie, la haz visto? –Le pregunte de pasada.
–Esta en el laboratorio de química–Dijo dándome su posición exacta.
Sin darle razón alguna me eche a correr hacia el laboratorio, tenia que decirle a alguien y ella era la correcta. Maxwell me siguió sin preguntar nada.
Entre algo agitada al laboratorio y efectivo, allí estaba Sophie, arreglando el laboratorio, al verla suspire aliviada, era mi salvación.
–Alice–Dijo Sophie sorprendida. –Te ves agitada, te sientes bien? –Pregunto mirándome y analizándome.
Yo solo pude asentir con la cabeza. Recupere la respiración poco a poco, hasta que volvió a ser normal.
–Necesito hablar contigo–Le dije ya mas tranquila.
–Claro! Dime que pasa? –Dijo sentándose y ofreciéndome una silla.
Yo acepte la silla y me senté a su lado, Maxwell estaba parado y nos veía de una forma rara.
–Recuerdas que te platique de la casa del lago? –
–Si, claro, que tiene? –Pregunto extrañada.
–Bueno pues ya vivo allí y pasan cosas raras–Le dije mientras sentía como un escalofrió recorría mi cuerpo.
–Que tipo de cosas? –Pregunto asustada.
–El agua es muy clara, cosa que NO es normal en los lagos, cuando la fuimos a ver todavía tenia cosas, pero cosas antiguas y…–Hice una pequeña pausa– Una luz me Cega lo ojos–
Sophie y Maxwell intercambiaron mirada y se echaron a reír.
–Es…es en serio? –Pregunto Sophie cayéndose de la risa.
–Es en serio–Dije parándome enojada de la silla.
–Nos estas tomando el pelo–Dijo Maxwell de la misma manera que Sophie.
–No! –Dije enojada.
Salí del laboratorio, ellos no me creían, quien mas me iba a creer? Los ojos se me llenaron de lágrimas, y tanto la traición como el odio se apoderaron de mí.
El mejor lugar donde podría estar ahora…era la sala de música.
Desde que tengo memoria, la música fue parte vital de mi vida, era lo único que me hacia perderme en mi mundo. El piano mi mejor amigo, con tan solo rozar los dedos sobre las teclas, mi mente, como mi alma, se encontraban perdidos en cada nota, que mis manos sin saber tocaban. Y allí estaba mi piano, el tercer piano de la fila 2. Me acerque lentamente y de mi mochila saque la canción que llevaba meses haciendo aun no estaba terminada, estaba hecha con tan poca cautela y tanto amor. La estaba haciendo para componer una canción de cuna cuando mis hermanos estuvieran en casa. Y así fue, con tan solo mirar la forma del piano mis manos tocaron, mis ojos se cerraron y mi voz canto, “La nana de las estrellas”, así se llamaba. Estaba tan perdida en mi mundo, nunca me di cuenta cuando Sophie y Maxwell entraron al salón de música, nunca me di cuenta en que momento me abrazaron, nunca me di cuenta en que momento la nana estaba terminada.
Abrí los ojos de golpe, cada uno me abrazaba por un lado, no les mire, simplemente me levante, tome mis cosas y salí del salón, para que consolar cuando el dolor esta hecho? Para que consolar cuando el dolor es imborrable? Para que consolar si lo hacen por lastima?
Sonó el timbre cosa que me alegro, estábamos en clases separadas. Y así fue cada quien por su lado, me los encontré en el pasillo, sus caras mostraban una profunda pena, acompañada de una mueca de perdón.
–Alice–Dijo Sophie con un hilo de voz. –De verdad…lo siento–Dijo en un susurro.
Me hice como si no le hubiese escuchado y seguí con mi camino, pero Maxwell me agarro del brazo y no me dejo ir.
–Lo sentimos, de verdad, perdónanos–Dijo con voz seria, aun me tenía agarrada, nos miramos un momento, después desvié la mirada a Sophie, eran mis mejores amigos y de verdad estaban apenados. Maxwell me soltó y me quede en la misma posición.
–Solo…si prometen ir en mi cumpleaños? –Dije cambiando de parecer, cambiando mi actitud y cambiando mi enojo.
Inmediatamente una sonrisa se dibujo en ambos y me abrazaron, al final, no era tan mala después de todo. Se hacia tarde y cada quien se fue a su respectiva clase.
Historia…Digamos que no era mi clase favorita, pero, no le veía nada de malo como la mayoría de las personas. La Segunda Guerra Mundial, un tema que no me agradaba del todo, mi padre era alemán, tenia que tener al menos algo de ellos en la sangre y según por lo que dicen, los alemanes son…bueno somos muy orgullosos.
Todos quieren World Peace (Paz mundial) pero porque ningún país pone el ejemplo?, porque nadie empieza por sacar a un país tercermundista a un primermundista? Si todos quieren lo mejor para ellos y para su nación…porque no cambian ellos primero? Mi pregunta nunca tiene respuesta, yo siempre quise hacer que la gente cambiara, y para eso cambie yo primero, pero si la demás gente no quiere cambiar esta bien, púdranse, al menos yo se que intente cambiar algo, pero ese algo no quiere cambiar, no quiere cambiar por miedo a la que la sociedad le mire extraño, por miedo a que la sociedad sea rechazado, por miedo a ver la realidad de su mundo…
El maestro se queda perplejo ante mis preguntas, esas preguntas que empezaron como dudas en mi mente y terminaron al frente de la clase por culpa de mi boca.
Se quedo con la boca media abierta, había a decir algo, pero la campana sonó justo a tiempo.
Siempre me metía en problemas, si no era por un comentario, era por una falta de educación.
Tome mis cosas lo mas rápido que pude, fui la primera en salir del salón, llevaba 3 meses sin meterme en un problema, eso era un record ya ahora mas que nuca debía de conservar esa marca.
Directamente me fui a la siguiente clase, Aritmética, siempre fui buena en las matemáticas.
La clase transcurrió con total normalidad, sin ningún tropezón en medio. Estaba empezando a perder la noción del tiempo, algo que pasaba, es como si alguien ocupara todo mi tiempo y solo me regresara al final de cada hora.
Deje de pensar en eso y me dirigí a la clase de Artes, probablemente unas de mis mas traumáticas materias. Siempre dibujaba lo mismo, un lago y a lo lejos una sombra. Me mandaron con el sicólogo un tiempo, pero dijo que no era nada. Llevo más de 2 semanas dibujando lo mismo.
–Llega tarde señorita Müller– Dijo el profesor dándome mi lápiz.
–Lo siento–Dije tomando el lápiz y sentándome en mi lugar.
Tardaba alrededor de 5 o 10 minutos en tomar un poco de inspiración. Solo empecé con unas curvas, unas líneas y término siendo un atardecer hecho a blanco y negro. Al terminar se lo entregue al profesor.
–Decidió cambiar de escenografía? –Pregunto viendo mi dibujo.
–Digamos que mi lago se seco, fue evaporado por ese bello atardecer que le parece? –Dije sarcásticamente.
No dijo nada y lo guardo en su portafolio.
Fui la ultima en salir de artes, algo que no era algo nuevo en mi. Sophie y Maxwell me esperaban afuera del salón muriéndose de tanto esperarme.
–Gracias a dios! –Dijo Sophie al verme salir.
–Ya no es para tanto–Le dije bromeando.
–Haz tardado 5 minutos mas de lo normal–Dijo Maxwell viendo su reloj,
–Lo lamento chicos–Dije empezando a caminar hacia ellos.
5 minutos eran cruciales para el estomago de mis fieles compañeros, llegamos a la cafetería, no había cola para la comida cosa que ambos agradecieron.
–Ven por lo menos les hago un favor–Dije irónicamente.
–Si pero casi me quedo sin tripas–Dijo Sophie.
Nos sentamos en una de las mesas y la verdad que si eran cruciales.
–No vas a comer? –Pregunto extrañado Maxwell.
–Digamos que, no tengo mucho hambre–Dije viendo a la manzana que seguí intacta desde que la compre.
–Y que vas a hacer hoy en tu nueva casa? –Pregunto Sophie.
–Mama tiene cita con el medico por la tarde, por lo que tendré que empezar a arreglar la casa–Dije pensando.
–Ahora que lo recuerdo…ya casi es tu cumple!–Dijo Sophie toda emocionada.
Mis cumpleaños siempre fueron divertidos con ellos a mi lado, año con año me hacían alguna travesura.
–Siiii–Dije en un tono “asustado”. –Quiero ver que hacen este año–Dije mirándolos fijamente a los 2.
Se voltearon a ver y negaron con la cabeza..
–Este año nada–Dijo Maxwell. –Poe el bien de tu madre y tus hermanos–
Si ellos decían que no iban a hacer nada, no lo harían.
–Mas bien–Dijo Sophie. –Tu que vas a hacer este año? –Pregunto mirándome con cara de niña pequeña.
–Planeo invitarlos al pastel y probablemente a una lunada días después–
El timbre sonó y yo seguía sin desayunar, nos dirigimos a nuestras respectivas clases, cada quien con sus pensamientos, cada quien con sus propias mentiras.
Digamos que ese día no me fue muy bien en las siguientes clases, simplemente no era yo, estaba perdida o de verdad no le entendía a lo que trataba de explicar el maestro. Me reprendí a mi misma por pensar en cosas que no debía, o simplemente no eran de mi incumbencia.
Me despedí de mis amigos a las afueras del Instituto, el camión del Instituto me llevaría a casa, y me recogería de casa a partir del día siguiente. Al parecer no era la única que vivía por esos rumbos, había otras 4 personas que iban en el mismo camión.
Yo fui la primera en bajar del bus.
–Aquí es Arthur–Le hice saber al chofer. –Hasta mañana–Le dije despidiéndome con la mano. Arthur se despidió de igual manera y el bus partió, probablemente paro 2 kilómetros mas allá, la verdad no lo se.
–Mama ya llegue! –Grite al entrar en la casa.
Me acerque al comedor y vi la nota que había sobre la mesa.
Hija:
Eh tenido que salir de compras con la tía Nora, ella me acompañara al medico, hay algo de comer en el refri, por favor aventájale a lo que mas puedas a la casa.
Hace tiempo que no veía a la tía Nora, tenia tantas ganas de verle, alomejor se quedaría para mi cumpleaños, o probablemente esta aquí por los bebes.
Entre en la primera puerta que vi, iba a ser el estudio y me puse a arreglar, antes que nada le di una buena barrida y trapeada, seguido saque las cosas que estaban en ese cuarto, las saque al jardín de la parte trasera, junto con la casa del árbol. Seguido tuve que “armar” todo yo sola, fue algo complicado pero lo pude hacer. Así fue lo mismo con las siguientes 5 puertas, estaba cansada y tenía hambre, por lo que decidí ir a comer aquello que mi madre me había deja preparado.
Salí del cuarto de la televisión, el último que decidí arreglar y al cerrar la puerta escuche como un sonido provenía de la puerta de alado. Me acerque mas para poder escuchar el sonido, era un sonido de un piano, abrí la puerta, y el sonido paro, el piano esta intacto, todo seguía igual al día que le vi por primera vez. Ese seria el salón de música, supuse, no le di importancia y fui a la cocina donde me esperaba una buena y merecida merienda.
Se abre la puerta principal y por ella entra mi madre, tía Nora y Robert, los 3 muy contentos algo que se me hace raro.
–Tía Nora! –Corrí a los brazos de mi tía, los cuales estaban abiertos, los cuales me encerraron en un cálido abrazo.
–Al–Dijo mi tía acariciando mi cabeza, así me llamaba desde que era un niña. –Como estas? –Me pregunto
–Contenta de verte–Le dije dándole un beso en la mejilla.
–Siéntense que yo preparo la cena–Dijo Robert.
Nos sentamos las 3 en la sala, Robert nos preparo un café mientras hacia la cena.
–Y…que tal con el medico mami? –Pregunte interesada.
Mi madre dio un leve suspiro antes de contestarme, se acaricio el vientre antes de hablar.
–Dice el medico que no tardan–Se volvió a acariciar el vientre. –Mínimo en dos semanas nacen–Dijo mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.
–Que bien! –Dije algo no muy emocionada.
–Al–Dijo mi tía cambiando de tema. –que quieres de regalo para tu cumpleaños? –Pregunto mi tía interesada. Mi tía jamás me había peguntado eso…era extraño
Dude unos momentos, de verdad no deseaba nada para mi cumpleaños como la mayoría de la gente a mi edad.
–Pues…–Seguía dudando–Nada–Dije al fin de no encontrar algo que de verdad quisiera.
–Nada?!?! –Pregunto mi tía sorprendida.
Solamente asentí en silencio de verdad no quería nada.
–Entonces te puedo regalar lo que sea? –Pregunto mi tía feliz.
–Pues…si tu quieres tía, no es necesario que me des un regalo, solo quiero que estés presente en mi cumpleaños–Le conteste con toda serenidad.
–Tu siempre igual de linda–Dijo mi tía dándome un abrazo.
–Me voy a dormir.–Dije separándome de ella.
–Que descanses–Dijeron todos al unisonó.
Seguí con mi camino, una vez mas, la nota del piano se volvió a tocar, me detuve enfrente de la puerta y la nota se hacia mas pausada, mire la puerta extrañada pero no le di importancia llegue a mi cuarto, me di una ducha bien merecida, estaba toda empolvada.
Al salir de la ducha escuche las risas de mi madre y mi tía, por lo que supuse que estarían hablando cosas del pasado.
Me metí en la cama y me cobije con mi cobertor favorito. Esa noche no fue el sueño quien mi arrullo ni una dulce nana, las notas repetidas de aquel piano viejo fueran las que me llevaron a un profundo sueño…un sueño donde estaba oscuro y esas notas eran mi luz.
Me desperté por la voz de mi madre que me despertaba lentamente.
–Alice–Dijo mi madre zarandeándome con suavidad.
Me desperté lentamente tratando de enfocar mi mirada en la cara de mi madre.
–Que paso mama? –Pregunte con voz adormilada.
–Dice tu tía que si te puede llevar al Instituto? –Pregunto mi madre quitándome un mechón negro de la cara.
–Claro–Dije abriendo por completo los ojos.
Antes de salir de mi cuarto, mi madre me dio un beso en la frente. Inmediatamente seguido me levante a arreglarme. Mire el cielo, una vez mas estaría nublado, por lo que decidí que me pondría algo abrigador, y así fue. Me puse un pantalón de mezclilla, con una blusa de manga larga y mis converse morados. Me alacié el pelo y me pinte levemente las sombras de los ojos así como los labios.
Agarre mis cosas y salí del cuarto. Esas notas repetidas se volvieron a escuchar, me empezaba a incomodar y esa misma tarde iba a terminar con ellas.
–Al–Me llamo mi tía desde la sala.
Me dirigí a la sala, comprobando que pasando por el salón de música las notas aumentaban de intensidad.
–Nos vamos? –Pregunte agarrando la manzana que el día de ayer había comprado.
Mi tía asintió y salió de la casa, yo salí después de despedirme de mi madre.
Una vez las 2 en el carro se puso en marcha.
–Y que tal la nueva casa, grande no? –Pregunto mi tía.
–Pues algo–Dije viendo hacia la carretera.
––Tienes algo que decirme, Al? –Pregunto mi tía interesada.
Mi tía siempre fue muy apegada a mi, era casi como mi madre. Se había casado una vez y se embarazo pero perdió al bebe en el séptimo mes, después su esposo le había dejado porque ya nunca pudo concebir hijos de nuevo.
Mi tía me conocía hasta en la forma como pensaba, no podía negarle que de verdad tenia algo que contarle.
–Tía…No me siento agusto en esa casa–Le dije con toda serenidad.
–Porque? –Pregunto mi tía extrañada.
–Es demasiado grande para mi gusto–Dije mintiéndole.
–Vamos Al…con el tiempo te gustara–Dijo tratando de convencerme.
Había llegado a la ciudad y no había vuelto a ver ese Flash por lo que supuse que había decidido dejarme en paz.
Me tía me dejo en la puerta del instituto, no se iba hasta que de verdad me perdía de vista…como niña pequeña.
Al llegar a donde estaban Sophie y Maxwell parecían tener una cara demasiado contentos.
–Ahora que bichito les pico? –Pregunte sarcásticamente.
–Nada, solo, queríamos olvidar lo de ayer–Dijo Sophie dándome un abrazo.
El timbre sonó y cada quien a su lado. Química, dos horas de química, no era de mi total agrado pero tenía que hacerlo. Tome mis cosas de seguridad de mi casillero y me dirigí al laboratorio.
Digamos que el maestro era el típico “científico loco”, mezclábamos y mezclábamos y quedabas oliendo a lo mismo todo el día, solo se quitaba con el agua.
–Saquen su libro en la página 318–Dijo ya con el suyo abierto. –Señorita Müller empiece a leer–Dijo mirándome fijamente.
–El olor, El olor es una sustancia química formada por hidrofilicos y lipofilicos para poder ser percibido. El término “olor” se refiere a una mezcla compleja de gases, vapores, y polvo, donde la composición de la mezcla influye directamente en el olor percibido por un mismo receptor. Aquello que carece de olor se denomina inodoro. Los olores corresponden al fenómeno objetivo de los químicos disueltos en el aire, aunque, como en otros sentidos, varios factores psicológicos pueden desempeñar cierto papel en la percepción de los mismos. Los métodos para la caracterización de olores se dividen en dos: Las técnicas analíticas, siendo aquellas que utilizan métodos analíticos tradicionales para medir la concentración de compuestos químicos específicos presentes en un olor, o bien las técnicas sensoriales, aquellas que utilizan asesores humanos para medir un olor– Termine cuando el profesor carraspeo la lengua.
–Eso significa que...El olor tiene varios componentes y hoy, vamos a hacer olores e inodoros, en equipos de 4, 2 hace un olor, los otros 2 hacen un inodoro–Dijo señalando los materiales que usaríamos.
El mismo maestro formo los equipos, quedaba yo sola, probablemente los tendría que hacer los 2 yo sola sin ayuda de alguien.
–Señorita Müller, como vera ah quedado solo usted, por lo tanto, usted me hará los dos–Dijo entregándome mi material.
Perfecto, ahora tenía que tratar de hacerlo bien y justo a tiempo. Tome mis cosas y me fui a la única mesa que estaba sola, allí me puse a trabajar.
La primera hora acabo a los 30 minutos después, donde ni siquiera entraba en calor el agua, iba ser agotador, pero lo conseguiría.
Alcanfor, almizcle, flores, menta, éter, acre y podrido, los principales siete olores, mas de 3000 capta el cerebro, pero solo con esos7 podemos distinguir a que huele.
La clase llega a su fin y yo sigo estancada en los olores, el agua para ambos experimentos están listas, pero mi nariz quedo noqueada con tantos olores. La ultima pisca de mi material y quedo listo. Trate de inhalar mi propia posición, no podía, es como si hubiese hecho lo contrario.
El profesor llega hasta mi mesa inhala tranquilamente, varias veces, analiza y después comprueba.
–Felicidades, lo ha logrado–Dijo algo sorprendido.
Casi por arte de magia, los de las demás mesas se fueron acercando, seguían el olor, que venia de mi mesa. Todos se me quedaron viendo de una forma extraña, segundos después la clase se había dado por terminada y con ella mi clase quedo inconclusa.
No dejaría todo incompleto, si pude con uno, porque no poder con dos.
Calenté de nuevo el agua, el maestro dictaba la tarea y yo seguía con mis pociones mágicas. Todos salieron del salón excepto yo, el maestro me veía atentamente.
No me importaba perderme la clase de Física, era mi primer experimento que tenia con éxito.
Me quede otra hora, no fue suficiente, todos salieron a receso y yo seguía allí, parada, tratando de descifrar aquella poción. Todo el salón me esperaba afuera, al igual que mis 2 mejores amigos, todos me veían atentamente, como lo hacia el profesor desde hace mas de 1 hora.
–Ya esta–Dije algo agotada.
El profesor hizo lo mismo que hizo con la poción pasada.
–Es increíble, es la segunda alumna que lo ha logrado en el primer intento–Dijo algo sorprendido.
Sonreí para mi misma, me hubiese gustado ser la primera.
Tome mis cosas agotada de estar encerrada en aquel lugar, por alrededor de 3 horas y media.
–Queda exenta del examen final–Dijo el maestro cuando pase a su lado.
No dije nada, solo quería comer algo, sentía que iba a morir en cualquier momento.
–Vaccani, se apellido era Vaccani – Dijo leyendo mi mente.
En cuanto salí del salón Maxwell me ayudo a sostenerme, de verdad sentía que mis piernas no reaccionaban. Me llevaron a la cafetería, donde me sentaron en una de las sillas.
–Te lo compramos entre los dos –Dijo Sophie poniéndome enfrente un zumo de naranja y mis empanadas favoritas, rellenas de fresa y un poco de chocolate.
Les mire a los dos, éramos amigos desde muy pequeños, vivimos varios años separadas, peo siempre fuimos los 3 mosqueteros, “uno para todos, todos para uno.”
–Chicos –Dije con los ojos llenos de lagrimas. –No era necesario –
–Come –Dijo Sophie. –Lo necesitas –
esta incompleta...io no la ago...es mi ermana la escritora qien la ace xD le pedire mas si les gusto :E
haha enfin...adios :P
Orochimaru!
